etología holística
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Ellos (los animales) son quienes hablan por la misión que vive mi. Chococat, Milagros, Zeus, Aki, Angel, Miel, Lola, Astar, Jacobo, Manolito, Pirata, Milo, Nala, entre otros, han sido testimonios de vida, de sanación energética, física y sanación comportamental.
Sus historias tenían pronósticos reservados, hoy sus pronósticos son la vida y el amor. Estudié biología pero fueron muchas circunstancias las que se unieron para hacer de la sanación con energía y el comportamiento animal, mi camino de vida. En el camino del aprendizaje con La Madre Tierra con el Chamán, Tigua NikaSua, a quién llamo Aguila comienza mi conexión consciente con La madre Tierra para empezar a sembrar lo que hoy se manifiesta en ayuda a los animales. Aprendí la importancia de pedir permiso a la Madre Tierra como ser vivo en el que vivimos, aprendí a sentir y comprender la bendición y la magnificencia de la gratitud, la relevancia de la postura de humildad ante cada ser vivo sin distinción de forma. Aprendí a sentir la conexión con los elementos de la Madre, a sentir el lenguaje del viento, del fuego, del agua, del éter, aprendí a mirarme dentro y transmutar mis sombras, todo esto para despertar mi conexión con el Reino animal y con La Madre tierra.
Al hacer un trabajo Chamánico de empoderamiento con los elementos de La Madre Tierra viví un accidente en medio de la naturaleza, sin clínicas ni médicos. Perdí el conocimiento, viví una experiencia cercana a la muerte, en shock por media hora , mis signos vitales cayeron al piso, sentía que me iba lentamente hasta que dejé de recordar el momento. El recuerdo aparece luego, con un perro, Golden Retriver, quien me trajo a la vida de nuevo, después de media hora de haber estado desconectada de ella, el me hizo el primer llamado, recuerdo sus lamidos en mi cara y la alegría hecha perro. Fue el quien me conectó a tierra, fue el quien me devolvió parte de mi consciencia, fue el quien me dio a entender que mi misión recién comenzaba y era el reino animal el que me abría la puerta. Fue pasando el tiempo y apareció una mujer, canalizadora de ángeles y de la Madre Tierra, con ella se abrió una puerta más hacia la sanación de mi interior, un día el Arcangel Metatron canalizado me preguntó, Que quieres hacer? y mi respuesta sin pensar fue… quiero ayudar a sanar a los animales. A lo que el contestó. Como? como una veterinaria? y dije sin pensar y bajo un no rotundo… No! no podría verlos sufrir, (pero nunca digas nunca porque tal vez lo terminas haciendo) y entonces el arcángel Metatrón siguió con las preguntas. Cómo psicóloga de animales? y respondí de inmediato. Si! con la misma seguridad con la que antes había dado un No como respuesta. La canalización ese día terminó así. Sin más ni que, tan abierta como inconclusa. Nunca me imaginé que cada paso de mi vida y esa respuesta estuvieran marcando lo que hoy es misión de vida en mi camino. En aquellas sesiones de sanación que hacíamos mi Madre, Ana María y yo, empezaron a llegar animales para ser sanados en la distancia. Fuimos herramientas de la luz del universo (Dios), los ángeles y arcángeles nos guiaban con cada paciente, nos enseñaban que hacer y cómo hacerlo, el porqué algunas veces los animales sanan pero su tiempo en la tierra termina, e igual es tiempo de partir para ellos pero con el menor dolor posible. Continuamos haciendo sanciones energéticas a distancia para humanos y animales. Y un día otro acontecimiento de nuevo cambia mi vida. Me envían un foto de un gato blanco en absoluta depresión a la 1 am, cuando lo vi, supe que me hablaba, me dejé llevar por la intuición y al siguiente día en la mañana en medio del movimiento de mi cuerpo generando la vibración del Tubo toro (http://www.fractalfield.com/fractalalchemy/) en medio del sonido del Ave maría y otra música de vibraciones sagradas siento al gato blanco conmigo, moviéndonos en la misma conexión. pasaron sólo unas horas y Aki (en ese momento) Dante, empezó a salir del lugar donde estaba escondido y de la depresión misma. Pasó un día después de ese suceso y por petición de los ángeles y arcángeles, y de la Madre Tierra, lo fui a ver. Nos saludamos sabiendo quienes éramos, con lágrimas en los ojos. Ese día llegué a El Gatio (centro de adopción de gatos) y entonces sentí cómo no sólo Aki, si no miles de gatitos más solicitaban ayuda, me pedían que fuera puente de comunicación entre ellos y el ser humano. Son ellos mis permanentes maestros. Son muchos animales los que requieren ser escuchados y comprendidos y son muchos los seres humanos que a diario son sanados por sus propios animales. Si el ser humano está en balance, su animal también lo estará. |